Ruperto Rocanrol

Bastante Bardo es el nuevo álbum de Ruperto Rocanrol, la banda para niños que Roy Berocay fundó junto a sus hijos Bruno, Pablo y Demián.

Fuente: El País Uruguay 

Bastante Bardo es el nuevo álbum de Ruperto Rocanrol, la banda para niños que Roy Berocay fundó junto a sus hijos Bruno, Pablo y Demián. El espectáculo es participativo y plantea interrogantes del tipo: "¿Por qué mueven el pelo así los cantantes de rock? y ¿Quién es la famosa `nena` de la que hablan tantas letras de canciones?".

 

Lo sorprendente es ver cómo reacciona el público menudo: los más desinhibidos bailan todo el show, otros quieren cantar y todos dialogan con Berocay de una forma u otra.

El exlíder de La Conjura explota al personaje que creó hace 25 años para contentar a sus hijos como excusa para tocar rock y pasearse por otros géneros, como el folk y el hip hop. Sus canciones hablan de fantasmas que le tienen miedo a los niños, pollos que sólo quieren bailar y misteriosas vacas voladoras. Y ahí, en pantalla omnipresente, está el Sapo Ruperto de marco.

La publicación especial de Bastante Bardo que se distribuyó con El País, contiene un libro con un cuento inédito y algunos juegos, además del disco.

Berocay asegura que no deja de sorprenderse por la aceptación que sigue teniendo Ruperto. "Es como si el personaje fuera parte de mí, yo ya puedo razonar qué diría el Sapo Ruperto en determinadas circunstancias; de hecho un papá de Buenos Aires me quería pagar el pasaje para que fuera a dar una charla a la escuela de su hija y como no podía ir le mandé una carta como si la hubiera escrito Ruperto. Es algo que tengo muy incorporado".

 

Sin embargo Berocay también probó el poder de su espectáculo en vivo independientemente de la marca que creó hace un cuarto de siglo. Lo constató durante un festival en Colombia.

"Tocamos en tres teatros de Bogotá donde nadie conocía al Sapo y la respuesta fue la misma que acá. Me quedé contento porque la banda funciona por sí misma y creo que pasa mucho por lo afectivo, ser un padre tocando con sus hijos genera simpatía. También el hecho de que somos cómplices de los niños, no les enseñamos a portarse bien, a veces incluso es todo lo contrario, los ayudamos a soltarse, porque hay chicos muy `uruguayisados`. Cuando se dan cuenta que pueden saltar y divertirse se copan enseguida. Siempre quedamos extenuados y contentos. Yo no les hablo como chiquitos, les gusta que sea de a ratos medio Krusty y que les meta el peso también, (se ríe)". De acuerdo a su experiencia, el artista observa que los niños de hoy "son muy rápidos y manejan mucha información". "Hay otro tipo de inteligencia que se está gestando, no es mejor ni peor, es distinto", agrega.

Berocay dejó atrás su banda para adultos La Conjura y sus participaciones en el Conde de Saint Germain, pero no descarta en el futuro tener un grupo para tocar blues por placer. Por el momento canaliza toda su creatividad en el espectáculo infantil y considera que a este repertorio si le cambiara la letra funcionaría perfecto en otros escenarios.

"Lo infantil está en las letras, la música es música y la encaramos como tal, no pensamos en hacer las cosas más sencillas porque estén dirigidas a los niños. Para nada. Es el mismo proceso que hice con la literatura. Cuando empecé a escribir lo hice para adultos y en este país si escribís para adultos tenés la obligación de ser trascendente, te ataca la Generación del 45, Benedetti, Galeano, Onetti, y cuando me metí a escribir para niños me liberé de eso. Me di cuenta que me pasa lo mismo en la música, porque cuando hacés rock parece que debés ser oscuro, dramático, tener el bajón, si no estás deprimido no va. Todo es raro, retorcido, lento, no sé... con esto me liberé porque puedo tocar lo que quiero y lo hacemos con el mismo nivel que si fuera para grandes".

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